domingo, 30 de agosto de 2009

Cosas que sólo pasan en Japón: Compraventa de bragas usadas

Que Japón es un mundo aparte ya lo sabemos todos, por eso, y pese a que "sólo" nos separan de ellos unos cuantos miles de kilómetros (10.000 y pico, 50 veces la distancia entre Albacete y Alicante más o menos para ser inexactos), no dejan de sorprendernos muchas de las cosas que ahí suceden y que en nuestro país resultarían prácticamente impensables.

Por eso hoy inauguro una sección en la que hablar de esas cosas que sólo pueden pasar en Japón (De ahí el título de la sección, obviamente) y que en España serían tan inimaginables como comprarse la discografía completa de Leonardo Dantés en edición especial con DVD's. Así tal vez, desde la diferencia, podamos comprender que en el fondo somos más parecidos de lo que pensamos (Aunque os aseguro desde ya mismo que NO: Somos completamente diferentes y punto. Sólo he puesto esa frase porque quedaba metafísicamente bella, y si no, ya veréis...).

Así que hoy para empezar fuerte, lo voy a hacer con algo escandalizante, polémico y explosivo, a ver si así le damos un empujón de visitas al blog y consigo fidelizar a algun lector y que se pase por aquí y comente asiduamente, aunque sólo sea para hacer bulto :p.

¿Alguien ha oido hablar alguna vez de "Burusera" (Y no, no me refiero a la capital de Bélgica)? Pues para quien no haya tenido esa suerte, diré que es es una afición de lo más estrambótica y guarrona que se puede encontrar en tierras niponas desde hace mucho tiempo, y que gracias al dinero que mueve, es un término que está en boca (o en nariz, mejor dicho) de mucha gente. ¿Queréis saber más? Pues seguid leyendo...


Poniéndonos terminológicos, podríamos decir que la palabra Burusera viene de la mezcla de las palabras "Buru" (Bragas) y "Sera" (Sailor japonesizado, marinero). Con lo cual tenemos una afición que a priori podría basarse en la sana colección de bragas con detalles marineros (De la misma forma que en España se coleccionan los distintos tipos de nudos marineros). No parece tan malo, ¿No?, pues sí, ya que esta afición tiene en el fondo mucha más sustancia de lo que parece (Nunca mejor dicho), ya que se trata realmente de la afición a coleccionar bragas y uniformes escolares (de ahí lo de marinero) que hayan sido previamente usados y sin lavar.

Vale, ¿Habéis vomitado ya? Pues podemos seguir con esto. La Burusera es una especie de ramificación oriental del fetichismo, donde lo estricto de las relaciones personales llevan en algunos casos extremos a distintos tipos de filias, desde el sobeteo disimulado de colegialas en los vagones del metro aprovechando las estrechuras, a la publicación de revistas de niñas menores de edad en poses sugerentes junto a todas sus preferencias personales. Raro raro, ¿Verdad?.

Pues aprovechando esas desviaciones, más de una jóvena espavilada ha decidido hacer negocio con sus trapos más sucios (literalmente), vendiendo su ropa interior usada en tiendas especializadas y sacándose unos yens de más a la vez que renueva su fondo de armario de ropa interior.

Lo freek de este asunto no está en la acción en sí, ya que cosas mas raras se han visto, si no que reside en la escala de valores que se usa para poner precio a estas prendas. Si eres gorda y fea, o tímida, puedes venderlas sin foto, aunque sabes que serán las más baratas de la tienda (e incluso las podrán vender en packs). Si tienes buen cuerpo, no tienes vergüenza o quieres ganar un dinerillo extra, las puedes vender con una foto tuya mostrando que de verdad las has llevado puestas, revalorizando la mercancía varios enteros. Aunque si quieres hacer negocio, las puedes vender con "restos" (lo que en mi pueblo viene a llamarse un palomino delantero), consiguiendo así practicamente la cotización máxima. Pero si de verdad lo quieres petar, y ganarte una cantidad igual de sustanciosa que el condimento de tu ropa interior usada, puedes, o venderlas "Frescas" en el acto (e irte a casa sin bragas), o hacer una cosa que a mi parecer casi roza la prostitución, y es meterte en una habitación con el burusero en cuestión, abrirte de piernas, y dejar que meta su cabeza debajo de la falda para que se dé todo un buffet libre de olores durante un determinado periodo de tiempo.

Esta afición puede parecer terriblemente asquerosa, pero para bien o para mal, está bastante extendida en Japón. De hecho, la figura del burusero está ampliamente aceptada y normalizada, como podemos ver en casos como los de Chicho Terremoto y su fijación por las bragas blancas, Happosai, el sensei pervertido de Ranma 1/2 que robaba bragas, o Tenjin, de la serie Green Green, que encuentra una especial satisfacción a comer arroz a la vez que huele a una mujer...

Personalmente, yo que queréis que os diga. Como se suele decir, lo respeto pero no lo comparto, aunque me encanta que exista algo así, ya que son esas cosas que le dan un punto de gracia extra a un viaje a Japón. De hecho, a dios pongo por testigo que si me encuentro una de las famosas máquinas expendedoras de bragas usadas en una calle, compraré unas de una gorda y fea (aunque sólo sea para que me salgan baratas, que tampoco es plan gastarse más de 5 euros en esto XD). No sé que haré con ellas, pero no me quiero morir sin poder decir a mis nietos: "Pues yo una vez compré unas bragas usadas en una máquina de Coca-cola".

Y eso es todo. Espero que os haya gustado la entrada ^_^. Nos vemos en la siguiente entrega de la planificación del viaje, donde comentaré dónde encontrar los mejores y más baratos sitios en los que hospedarse durante nuestro viaje. Hasta la proxima, buruseros!!!

3 comentarios:

  1. Tio, sigue asi, que este blog promete!!! xDDDDDDDDDDDD

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  2. holaaa,muy buena entrada :D seguiré comentando jaja

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  3. Que notable xD

    Bueno, pasé errante por aqui . . . quizás google me haga volver a este blog, quien sabe :p

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